viernes, 15 de octubre de 2010

27



Soy un hombre que tiende a las rutinas y a olvidarme de ellas en cuanto una nueva idea cruza por mi cabeza.

Esta semana inicie un ejercicio: llegar a casa, preparar algo de cenar (que no haya cocinado antes), lavar los platos, cambiarme de ropa, salir de casa, cruzar la calle, entrar en el centro comercial, llegar al cine, comprar un boleto para la primer película disponible que no haya visto aún y regresar a casa mientras fumo un cigarrillo, lavarme la boca y entrar a la cama.

Las ventajas de este simplón ejercicio es que he visto muchas películas que no habría visto de otra forma... el objetivo se cumple al salir de casa un par de horas y regresar pasada las media noche, acompañado de un continuo sountrack desde el ipod el cual se ha vuelto en un inseparable compañero de casi cualquier actividad que realizo durante el día.

Ayer al terminar de cenar me cambie de ropa, lave los platos de la cena, tome las bolsas de basura de la semana y baje las escaleras del edificio rumbo al espacio donde hasta hace dos semanas se encontraba el contenedor de basura, y me tope de pronto con las bolsas de basura del resto de mis vecinos, algunas acomodadas, otras mas aventadas al chingadazo, por lo que sin pensar coloque las mías y entonces me detuve en seco: 27!

27 eran los condones que deberían contener esos empaques vacíos que estaban sobre las bolsas de basura de mis vecinos. Después de 15 años de comprar y emplear condones, con un simple vistazo al ver los paquetes vacíos se sabe la cantidad exacta de condones que contenían... No tuve necesidad de realizar una suma mental, la respuesta fue inmediata, dos paquetes de condones de nueve y tres paquetes que en su momento debieron contener tres condones cada uno. Incluso reconocí cierta marca que no había visto desde que me mude a Guadalajara hará poco mas de cuatro años.

Mi primer acto seguramente fue abrir bien los ojos pelandolos como señora octogenaria, 0.14 segundos después sonreí, di media vuelta y me tope con dos chicos que iban llegando a la fiesta de alguno de los departamentos inferiores (los cuales realizan fiestas siete días a la semana). Al pasar a su lado, uno de ellos lanzo esa mirada ambigua tan característica en el ambiente... prendí un cigarrillo y continué caminando rumbo al cine para no llegar tarde a una cita ineludible conmigo mismo.

Sonriendo, me sincere y sin realizar retrospectivas inútiles, desee en verdad que mis deseos de "aquellas noches" no regresen nunca más.

Por ahora, claro.




5 comentarios:

  1. Tu actividad reciente es digna de una psicomagia del Jodo. Podría ser: "Como espantar a los fantasmas de la soledad" ó "Como la soledad al final de cuentas resulta tan buena compañera", besos amortz, benvenutti!!!

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  2. Soledad al fin y al cabo. Gracias. Smacks.

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  3. Tal vez compraron los condones de la talla errónea y después de tanto y tanto intentar pues llegaron a la conclusión de que tenían que desecharlos :_( uno nunca sabe...

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  4. Antes de conocerte en persona ya me gustabas, (no te asustes por favor no soy un loco, un sicópata o algo por el estilo) y me gustabas de tal forma que muchas veces llegasté a hacerme sudar con las manos pegadas al teclado y sin poder mover los dedos; no era el físico obviamente, era algo más. El caso es que después te conocí y el ideal se volvió realidad, tal como lo había imaginado, no te faltaba nada y no te sobraba tampoco, eras justo como mi mente te había pensado, con lo que no conté entoncés fué que, maldita sea.! tú no mostrasté interés alguno por mí, ¿por qué nunca pensé en esa posibilidad? ¿Porqué te cuento esto? Parte de idealizarte me hacía pensar en tí como un ser humano tan especial que se separaba del resto de los mortales. Leer esto que escribes ahora,esto que sabe a soledad, pero esa soledad que se disfruta, que sabe bien, me enseña que además de ser alguien que, efectivamente, se separa de los demás, también eres alguien que pertenece a este lugar, que va al cine solo, fuma, guarda su música en un ipod y la escucha mientras camina, duerme, cocina etc. . tal vez la próxima vez que te salude ya no me suden las manos sobre teclado, lo que sí es que reconocerte ahora más humano no te hace menos especial.

    Sigue escribiendo, un fuerte abrazo.

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  5. Bienvenido... y mira que con 27 condones cualquiera que se digne de serlo, es bienvenido.


    Saludos, Felpa IV!!

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